Cristóbal Balenciaga.

27.11.2024

El MODISTA por excelencia. Maestro de maestros. De su taller salieron diseñadores como Oscar de la Renta, André Courrèges o Hubert de Givenchy. 

Coco Chanel y Christian Dior aceptaron su superioridad, "Nosotros hacemos lo que podemos con los tejidos, Balenciaga hace lo que quiere» dijo en una ocasión el diseñador francés y sí, estamos de acuerdo.



Balenciaga (Guetaria, Guipuzcoa, 1895), sentía pasión desde niño por el oficio de modisto quizá porque su madre era costurera, quizá por la costumbre de ver en su pueblo a las rederas trenzando, quién sabe pero supo buscar su oportunidad. Con trece años se topó con la marquesa de Casa Torres a la que le retó con un trozo de tela a copiar uno de sus vestidos para demostrarle su talento. Desde entonces se convirtió en su mecenas arrancando así la carrera del diseñador vasco.



El estilo de Balenciaga es completamente innovador, sintiendo predilección por los tejidos de peso presentando una línea de hombros caídos, cintura pinzada y caderas redonda, muy lejos de los que se trabajaba en aquel momento. Los bordados a mano, pedrería o lentejuelas, el pleno dominio de la confección y el manejo de los tejidos, y ese nivel de exigencia que podía llevarle a desmontar un vestido entero si no era de su completo agrado, forman parte de su particular y único método de creación.


"Él era el único couturier en el sentido más cierto de la palabra. Sólo él es capaz de cortar los tejidos, montarlos y coserlos a mano. El resto somos simples diseñadores de moda"
Coco Chanel.



Otra indudable seña de identidad de su trabajo fue el trato directo con la TELA en su obra. Al contrario que el resto de los diseñadores, él no encontraba en el dibujo el inicio del diseño. Lo esencial era encontrar la tela adecuada y, desde ahí, elaborar el mejor diseño en función de sus características y composición, textura y movimiento. Desde la tela iniciaba el patrón y no al revés  poniendo siempre especial atención a mangas y cuellos. Ideaba piezas con apariencia sencilla, y fondo laboriosos, con los que el modista siempre sorprendía, siendo capaz de tallar en un mismo trozo de tela la manga y la espalda de un mismo vestido sin rastro de costura o pespunte.

El estilo único de Balenciaga se debe a numerosas circunstancias; el cómo del diseñador puede definirse, además de pionero, como único, de eso no hay duda. Pero quizá una de las cualidades que más llaman la atención y responsable en gran parte de su obra es ese misticismo y sensualidad difíciles de identificar desde nuestra visión occidental de la moda, pero responsables del carácter atemporal y cuidadosa elegancia que contiene cada uno de sus diseños.

Mientras que en nuestra tradición se pone especial atención a la hora de diseñar en el talle, el busto y el escote, Balenciaga enfatizaba en sus creaciones elementos cercanos al erotismo japonés, más sensible hacia partes femeninas como la nuca, el cuello y las muñecas, y a sus suaves movimientos.




La única vez que Balenciaga desarrolló diseños PRÉT-À-PORTER, fue al  aceptar diseñar los nuevos uniformes para las azafatas de Air France, uno de sus últimos trabajos.

La mejora económica de los años 60 y la aparición de una nueva generación joven y deseos de cambios y libertad, hará proliferar la cultura del prêt-à-porter, haciendo saltar las tradicionales costuras de las casas de moda. Revistas como ELLE o Vogue servirán de altavoz para esta nueva visión de la moda, totalmente opuesta a la filosofía de vida y maneras de trabajar de Balenciaga, que decide cerrar en 1968 su taller en París y volvió a España. La nueva forma de consumir y producir moda no le convenció nunca y pensó que su carrera había llegado a su fin. Pero a finales de los sesenta  Air France le hace una propuesta a Balenciaga, teniendo en cuenta que los modelos del modista español se identificaban por su precisión, comodidad y elegancia con la filosofía de la compañía. Estas mismas características se consideraban imprescindibles para los uniformes de quien era la imagen de Air France. Ante el asombro de muchos, Balenciaga accedió, a pesar de que en sus salones no se había realizado confección en serie, algo que requería el encargo


La meticulosidad del modisto y el encargo de casi un millón de prendas para mil trescientas azafatas era algo difícil de casar. Balenciaga buscaba el ajuste óptimo de cada prenda, tarea casi imposible para miles de cuerpos cada uno diferente al otro pero él no cejó y para ello se organizó un taller de acabado en el aeropuerto de Orly. Cada uniforme se remató adaptándolo a las medidas de su usuaria y así se logró la exigencia del modisto de acertar no solo en el diseño, sino también en el ajuste. Así logró y pese a haber realizado una producción en serie, no renunciar a sus ideales. Más allá de esta experiencia, Balenciaga no se acercó jamás al prét-à-porter.

 Balenciaga comenzó su aprendizaje en la sastrería, en la que los detalles cuidados, la adecuación exacta del traje al cuerpo y la etiqueta eran imprescindibles. Unos valores que estaban implícitos dentro de la Alta Costura", explica Igor Uría, director de Colecciones en Fundación Cristóbal Balenciaga. El diseñador estaba inscrito, desde sus inicios, "en la categoría de modista de lujo y mantuvo sus salones en lo más alto de esa consideración a lo largo de toda su trayectoria, consiguiendo ser motivo de admiración, de inspiración y de copia por todo el mundo". Así que, según el experto, Balenciaga "no se negó a desarrollar esa vía, simplemente fue fiel a sí mismo y decidió abandonar un mundo del que ya no se sentía parte".

En 2011 con la apertura en Guetaria del Museo Balenciaga se produce otro gran logro para la revisión y puesta en valor de la obra del diseñador. Contando con un fondo de más de 2.000 piezas, en sus exposiciones se puede apreciar la buena labor y minuciosidad que guiaron la mano del maestro español para realizar sus enigmáticas obras de elegancia atemporal, para las que puso especial atención en el tejido, el buen corte y los movimientos del cuerpo femenino.

Museo Cristóbal Balenciaga: https://www.cristobalbalenciagamuseoa.com